sábado, 11 de diciembre de 2010

Time

Parece mentira que todo pase tan rápido.
Realmente no tengo porqué hablar de ello, pero supongo que es una experiencia más que tengo que zanjar conmigo misma del todo. No voy a decir nombres, fechas o cualquier otra cosa de lo que tengo que contar. No es necesario, y no quiero aludidos, aunque se sabe perfectamente para quien(es) va.
Han sido cuatro años. Cosas buenas, malas... sobretodo malas, porque no ha podido ser de otra manera.
Barcelona, Madrid, Málaga y Bilbao. Solo quedan los restos de las risas de aquellas tardes, las cenizas de "nunca vamos a dejar que la distancia separe nuestra amistad". Solo quedamos dos de cinco personas. Dos que han logrado verse, y aunque solo tres de nosotros hemos sido sinceros desde el principio, jode que ni siquiera nos dirijamos un puto <<hola, ¿qué tal? ¿cómo va todo? sabeis, os echo de menos...>> Nada. Absolutamente nada. Solo quedamos nosotras dos.
Quien sabe si dentro de unos años seguiremos viéndonos o lo que sea, pero yo lo voy a intentar por todos los medios, por que ella es el mejor recuerdo de aquel tiempo que tengo.
Y fastidia pensar que en el fondo nosotras hemos tenido la culpa de confiar como confiamos, cuando no hicimos otra cosa que dar cuatro años de nuestra vida a personas que ni siquiera sabemos quiénes son. Pero todo eso se acabó. De mala manera, pero se acabó, por fin. Dejando entrar a otras personas, otras maneras de pensar... dejando abrir los ojos para ver a la gente que nos rodea, por desgracia.
Me ha dado rabia como ha acabado todo, para qué mentir... me jode que tú y yo hayamos acabado así, pero es como tu lo has querido. No iba a querer para siempre lo que nunca podría tener, compréndeme... y ya no me duele nada de lo que me hiciste. Nada en absoluto, porque otra persona me consiguió curar todo lo que tu me hiciste en solo cuatro meses, o quizás un poco más.
No hay peor cosa que pensar a veces: <<¿qué estarán haciendo? ¿crees que se acordarán de nosotras?>>
Pero ya no importa. Ya no.
Ella no va a soltar mi mano, ni yo la de ella. Quizás algún día podamos estar mas juntas de lo que ya intentamos... no sabes la ilusión que me hizo pensar que podríamos estar en la misma clase cuando vayamos a la Universidad.
Y no los necesitamos. Nunca más los vamos a necesitar. Inevitablemente pensaremos en ellos algún día cada dos meses, o cada año, quien sabe... pero no como antes. No como personas especiales, sino como personas que simplemente nos han enseñado a ser más fuertes y a tener más cuidado con lo que hacemos.
El día que os preguntéis por nosotras, ya no estaremos. Realmente ya no lo estamos. Ya no nos duele nada de lo que habéis hecho.

Por que, Marta... lo que no mata, nos hace más fuertes, ¿verdad?


No hay comentarios:

Publicar un comentario